El surreal ataque de sordera súbita que aquejó a diplomáticos estadounidenses en Cuba no convence a mucha gente, pero igual Washington lo ha cogido de punta de lanza para armar barullo. Al respecto, Cuba advirtió a Estados Unidos que sería lamentable la adopción de decisiones apresuradas sobre un caso aún en investigación.
El canciller Bruno Rodríguez se reunió con el secretario norteamericano de Estado, Rex Tillerson, y llamó a no politizar el asunto. El jefe de la diplomacia cubana aseguró que la investigación para esclarecer el incidente sigue en curso, y que La Habana tiene gran interés en concluirla.
"Le trasladó que sería lamentable que se politizara un asunto de esta naturaleza y que se tomen decisiones apresuradas y sin sustento en evidencias y resultados investigativos concluyentes", indicó una nota de la embajada cubana en Estados Unidos.
Durante el encuentro, propuesto por Cuba para abordar la cuestión, Rodríguez le reiteró a Tillerson la seriedad, celeridad y profesionalismo con que las autoridades caribeñas han asumido este asunto. De hecho, la pesquisa es una prioridad y fueron adoptadas medidas adicionales de protección para los diplomáticos y sus familiares.
"Esto ha sido reconocido por los representantes de las agencias especializadas de Estados Unidos que han viajado a Cuba a partir del mes de junio, cuyas visitas han sido valoradas positivamente por las contrapartes cubanas", apuntó la información.
Agregó que fue injustificada la decisión del gobierno estadounidense de retirar a dos diplomáticos cubanos de Washington y el argumento empleado para ello. Repitió que el gobierno cubano no ha perpetrado nunca ni perpetrará ataques de ninguna naturaleza contra estos funcionarios, y tampoco ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros para tal propósito.
Las autoridades cubanas crearon un comité interinstitucional de expertos para el análisis de los hechos; ampliaron y reforzaron las medidas de protección y seguridad a la sede, su personal y las residencias diplomáticas.