Nunca falta gente en Santa Ifigenia, el cementerio donde reposan imprescidibles de la historia de Cuba, como José Martí y Fidel Castro, pero este viernes todos sus trillos condujeron a la tumba de Benito Antonio Fernández Ortiz (&¿quién?)... Ñico Saquito (¡Ahhh...!)
Hace 35 años partió el rey de la picaresca en la música cubana. Sus herederos, de sangre y sentimiento, acudieron a acompañarlo y cantarle algunos de sus clásicos, como el inmortal Compay Gallo que lo identificó.
Si Faustino "El Guayabero" Oramas fue un maestro del doble sentido y la insinuación caliente, Ñico Saquito fue un jocoso guarachero, de letras pícaras y gracias para el choteo. Fue un artista auténtico, que sufrió penurias sin perder la sonrisa.
Se dice que le apodaron Saquito por su habilidad como pelotero para fildear los fly, que caían en su guante como en un jamo. Entre sus obras más emblemáticas, además del mencionado Compay Gallo, destaca la guaracha María Cristina me quiere gobernar.
A pesar de su vida bohemia, vivió hasta los 81 años, y fue enterrado en su Santiago de Cuba natal, donde nuevamente resonó una de las advertencias más famosas de Cuba: "cuidadito, compay Gallo, cuidadito"