Más de un centenar de artistas de 44 países aceptaron la provocación de la XII Bienal de La Habana, para dar riendas sueltas a su creatividad y modificar con arte espacios urbanos de la capital cubana.
Como de costumbre, la Bienal puso a dialogar a artistas de diversas regiones y dio voz a quienes a veces padecen desatención en sus lugares de orígenes, señaló el director del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, Jorge Fernández.
El organizador del evento más trascendente de las artes visuales en Cuba comentó que la cita, del 22 de mayo al 22 de junio, no tuvo sede precisa pues transcurrió simultáneamente en muchos sitios de La Habana, donde los artistas crearon en función del lugar y el contexto urbano.
Fernández mostró regocijo por la cantidad de artistas de Europa que se han sumado a las últimas ediciones y no con fines individualistas, sino para integrarse por completo al sentido de la Bienal.
La reciente edición presentó creaciones en torno al tema Entre la idea y la experiencia", pues la idea que se tiene del arte suele ser muy diferente a la experiencia real del artista.
Un propósito esencial de la cita de 2015 fue la exposición de los procesos de trabajo en el arte, marcado en pleno siglo XXI por la colaboración, por lo que el evento involucró a científicos, músicos, arquitectos, bailarines, diseñadores, fotógrafos, profesionales de diversas especialidades.
A tono con los procesos de producción artística contemporánea, la Bienal trató de relacionar múltiples zonas del saber, además de propiciar talleres de curaduría y encuentros para reflexionar sobre arquitectura, urbanidad y otros tópicos.
Cines, parques, plazas, museos, edificios comunes, esquinas de cualquier calle, acogieron estructuras de disímiles tamaños en rejuego con la intención de fomentar un dílogo entre arte y hábitat.
La mayor exposición del evento se tituló Zona Franca", en el complejo cultural Morro-Cabaña, mientras el habanero Pabellón Cuba fue escenario del proyecto Entre, dentro, fuera", con la participación de creadores de Estados Unidos, Canadá, Bulgaria y Cuba.
Otra propuesta atractiva fue Estado sólido", una obra perteneciente a un colectivo de artistas entre los cuales aparece al laureado cineasta cubano Fernando Pérez, Premio Nacional de Cine 2007. El proyecto vinculó la música y la realización audiovisual, en consonancia con el dílogo interdisciplinario propuesto por la Bienal.
Entre los espacios públicos que cambiaron su fisonomía se encuentran la Terminal de Oámnibus Nacionales, la antigua fábrica de bicicletas en el Vedado y la Universidad de La Habana.
De los performances, merece destaque el del reconocido artista italiano Michelangelo Pistoletto, en la Plaza de la Catedral.