CubaPLUS Magazine

La necesidad de presentar la realidad desde una perspectiva muy personal se materializa mediante el pincel de la pintora Yvonne Indart, quien planifica cada obra pero &en el acto de cometer mis composiciones al lienzo, admito lo que llamo ‘accidentes dirigidos’... una suerte de ingrediente subconsciente que viene desde alguna región de los sentidos y experiencias vividos..." En exclusiva a Cubaplus Latinos, la artista confiesa que disfruta a plenitud el ejercicio de la creación al retratar en sus lienzos las costumbres de las diversas culturas que ha conocido.

Nacida en Praga, capital de la República Checa, Yvonne estudió pintura en Canadá, México e Italia, y además se recibió en Toronto como Licenciada en Historia del Arte, Artes Plásticas y Pedagogía, especialidades que se complementan en un estilo muy particular, con toques surrealistas e impresionistas.

Después de vivir un año en Mexico D.F., conociendo las diferentes regiones en este país, sus raíces europeas se fusionaron a la fuerte tradición cultural de México, país al que le guarda especial cariño por haber sido el lugar en el cual se enamoró por primera vez, y donde aprendió a hablar español.

Como resultado, nacieron obras que evidencian la riqueza de ese país a través de un realismo, que en ocasiones, puede ser muy intenso.

Siempre digo que me hubiera gustado haber nacido en el siglo XVII o XVIII porque me llama mucho la atención el arte de esa época", comenta Yvonne. &Cuando vivía en Roma me fascinaba todo lo que tenía que ver con el barroco italiano, pero estaba consciente que la época en que me tocó vivir era mucho más a fín con mi personalidad. Como pintora y mujer no me hubiera ido muy bien entonces, basta ver el ejemplo de Artemisia Gentileschi."

En cuanto a preferencias a la hora de pintar, la artista afirma que disfruta mucho la figura humana, mientras reconoce en sus lienzos influencias del italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio, quien es su pintor favorito por el trabajo que hizo con los efectos dramáticos del chiaroscuro. &Me aportó mucho estudiar también la técnica de pintura en óleo a la manera de la Escuela Flamenca de los hermanos Van Eyck (sig. XV) que se basaba en capas de color transparente sobre una base de chiaroscuro, resultando en zonas de iluminación casi celestial. Pero yo, como hija del siglo veinte, lo he traducido al medio de acrílico, usando agua en lugar del óleo como vehículo para los pigmentos.

Los paisajes que he hecho se puede decir que han nacido de mi deseo de conocer a fondo el paisaje urbano de La Habana Vieja: anteriormente era lo que menos he trabajado; mi padre era pintor y a él le encantaban los paisajes, entonces para diferenciarme, al principio opté por otras temáticas", afirma la creadora.

La pintora, quien además ha trabajado como traductora e ilustradora de libros, combina en sus telas colores fuertes con tonos pasteles, y en ocasiones deja gotear pintura acrílico muy aguada para transmitir sensaciones y estimular el intelecto de los espectadores.

Con experiencias en muestras personales y colectivas en Canadá, Argentina, República Checa y Cuba, Yvonne asegura que una de sus preferidas es Recuerdo México, que acogió en 2012 la Casa del Benemérito de las Américas Benito Júrez, en La Habana Vieja.

En sus cuadros los rostros hablan, los gestos sugieren más de lo que pueden decir, y de esa manera ofrece a los observadores la oportunidad de adentrarse en un mundo desconocido y a la vez fascinante.

Las personas y sus vidas, las risas, la soledad y los sueños están implícitas en la obra de la artista, quien además fue capaz de recrear la faena diaria de los torcedores de la fábrica cubana de tabaco Partagás. En más de 10 cuadros, resalta el costumbrismo criollo de fumar puros y hace que el espectador los olfatee y saboree visualmente mediante texturas casi palpables.

Yvonne es una mujer que disfruta lo que hace, ama pintar y hace suya la realidad de otros, que perpetuados en sus lienzos, dejan de ser ajenos para convertirse en los inspiradores y protagonistas de sus creaciones.