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Junto a las montañas del sur del Oriente, en el Parque Nacional Baconao, Sierra Maestra, provincia de Santiago de Cuba, se encuentra una institución muy atractiva y especial: el Museo Nacional del Transporte LAINE.

Único de su tipo en Cuba, allí el visitante podrá admirar varios vehículos de modelos antiguos que en tiempos pasados pertenecieron a estrellas del mundo cultural y personalidades criollas que supieron darle lustre a esos artefactos de la vida moderna en pleno auge en el siglo XX.

Un derroche de figurillas que representan en ilustrativo y reducido tamaño a innumerables medios de transporte de diversas épocas, una suerte de colección que despierta un vivo interés y sensación de encanto sobre todo en los niños.

Ocupando un espacio próximo a los dos mil metros cuadrados el Museo exhibe más de 2 700 autos en miniatura y 44 a tamaño real. Muestra además una suerte de recorrido desde el origen de la rueda hasta los más modernos automóviles.

Diremos, por ejemplo que el visitante podrá ver la Varria de Cugnot, primer vehículo automotor dotado de caldera de vapor que accionaba los cilindros verticales.

Tendrá el asombro de visualizar piezas de solo dos centímetros, la mayoría construidas y donadas por Fermín Hernández Hurtado, un español que participó en la lucha contra los agresores fascistas en defensa de España.

Algunos califican como de un auténtico viaje a través del tiempo, si esto fuera posible, una comparación válida en metáfora que nos retrotrae a la ´poca de coches tirados por animales y hasta humanos, como aquellos usados en la construcción del Partenón, Grecia.

También nos habla de lejanos esquimales y trineos y de la época de los motores de vapor, la invención de la rueda de caucho, de las bujías, la historia de los autos de la Cruz Roja y de bomberos, entre otros.

Algo impresionante se siente al admirar réplicas de vehículos usados por líderes mundiales como Vladimir Ilich Lenin y lujosos coches que condujeron a celebridades como el emperador japonés Hirohito, apasionado de un Mercedes Benz del año 1938, así como otro de 1941 del que fuera dueño Adolfo Hitler.

No se quedan atrás el Ford Thurderbird del año 1956 que condujo la vedette de Cuba Rosita Fornés, así como el Cadillac serie 62 del año 1958 que perteneciera a Beny Moré, dos icónicos artistas cubanos.

Hablamos de verdaderas joyas cuando referimos como parte del sui generis muestrario tres limusinas. Una de ellas, la flamante Volvo de 1996, en las que fueron transportados al visitar Cuba, trascendentales personalidades universales como los actores Alain Delón, Jack Nicholson, la modelo Naomi Cambell, o el "Príncipe de la Orden de Malta".

En ediciones de la Feria Expo Caribe, la segunda bolsa comercial más significativa del país, las presentaciones de este Museo son muy esperadas. Y muchas veces ha sido eficiente organizador de eventos deportivos de amplia acogida y popularidad.